Soluciones que mejoran la liquidez de las pymes.

La falta de liquidez es uno de los problemas más habituales y acuciantes de las Pymes. Para resolverlo existen diferentes medidas como el descuento de pagarés, el anticipo de facturas o la gestión de cobros online que permiten a los empresarios disponer de fondos para hacer frente a los gastos.

La financiación tradicional de las empresas ha resultado ser un fracaso. Hasta la crisis del 2008, la mayoría de las empresas, sobre todo las que prestaban servicios B2B o las que trabajaban para las administraciones, funcionaban con líneas de crédito. El banco proporcionaba un crédito al empresario que le permitía hacer frente a los gastos hasta que cobrara los trabajos realizados. Cobros que, en gran medida, iban a amortizar el dinero prestado.

Así funcionaban, sobre todo, las empresas que operaban alrededor del sector de la construcción. La explosión de la burbuja inmobiliaria y el crack de la economía del ladrillo hicieron que los bancos cerraran de golpe el grifo del crédito.

Esta medida se llevó por delante miles de pymes, incluso aquellas que no estaban relacionadas de ninguna manera con la construcción de edificios, ni nada que se le pareciera.

En la actualidad, aunque se ha reavivado el crédito a las empresas, muchos empresarios desconfían de la financiación tradicional. No quieren que les suceda lo mismo de antes. Que la supervivencia de su empresa dependa de que un banco les conceda un crédito o no. O al menos, no quieren que todos los huevos estén en el mismo cesto, como se suele decir.

Por eso, como cuentan los operadores de Workcapital, una entidad financiera independiente, no bancaria, con más de 10 años de experiencia y que ha proporcionado financiación a más de 6.000 empresas, los empresarios buscan opciones alternativas. Mecanismos que les permitan disponer del capital o la liquidez necesaria por unas vías diferentes a las que se utilizaban antes. De estas alternativas vamos a hablar.

El problema de la liquidez.

El periódico El Economista señala que 700.000 empresas cerraron el año pasado con pérdidas. En torno a 600.000 negocios continúan teniendo problemas de liquidez. La falta de liquidez es un problema real y, hasta cierto punto, estructural.

Parece una contradicción, que mientras la economía española crece por encima de la media europea, exista una cantidad tan significativa de pequeñas y medianas empresas que atraviesen apuros financieros.

Hay que señalar que la falta de liquidez no es sinónimo de mal funcionamiento. Digamos que son dos parámetros autónomos. Dicho de una manera vulgar, la liquidez es el dinero contante y sonante que tiene un sujeto, bien sea una empresa o una persona física, o los activos que puede transformar de inmediato en dinero, para hacer frente a sus obligaciones de pago. Mientras que el mal funcionamiento sería cuando no entra trabajo.

Puede ser que una empresa esté saturada de encargos; sin embargo, esos trabajos puede que no los cobre hasta pasado unos meses.

Esas ganancias son reales. Se sostienen en contratos o en obligaciones de pago. Pero no son dinero efectivo hasta que no se cobren. Hasta que esto suceda, la empresa tiene que hacer frente a una serie de gastos necesarios para que continúe realizando su actividad: nóminas, impuestos, suministros.

Esta es la dinámica en la que viven muchas Pymes. La falta de liquidez es una situación habitual. Si no se gestiona bien, puede comprometer la existencia de la empresa.

Se dan casos de autónomos que tiene trabajo para meses, pero no disponen de efectivo para hacer frente a los pagos trimestrales de Hacienda.

En opinión de Fernando Jesús Santiago Ollero, presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos, entre un 20 y un 25% de los autónomos y pymes de nuestro país viven en esta situación.

El anticipo de facturas.

De entre las medidas a las que están recurriendo muchas pymes para hacer frente a la falta de liquidez se encuentra el anticipo de facturas. Consiste en un mecanismo por el cual, la empresa cede los derechos de cobro de sus facturas emitidas a una entidad financiera y percibe en sus cuentas el importe de la factura, menos una comisión por gastos de gestión.

Es un mecanismo completamente distinto a la línea de crédito. Aquí, la empresa no está pidiendo un dinero a terceros que deberá devolver con unos intereses. Si no que actúa partiendo de sus propios recursos, de un dinero que va a cobrar pasado un tiempo, solo que adelanta el cobro, pagando una comisión por ello.

La morosidad en cadena es otro problema económico que afecta a las empresas. Que un cliente se retrase en el pago, muchas veces compromete al acreedor. El cual no dispone de un dinero del que ya contaba para hacer frente a sus pagos. Es un fenómeno delicado que puede convertirse en una cadena de fichas de dominó. En la que una ficha tira a la que tiene al lado y así consecutivamente.

El anticipo de facturas tiene la ventaja de que se hace efectiva inmediatamente un dinero que la empresa va a cobrar tarde o temprano. De esta manera, también se desentiende del cobro de la factura, que en ocasiones representa un quebradero de cabeza.

En su contra, podemos decir que pierde una parte de ese dinero, la comisión. Una parte que hubiera cobrado si se hubiera esperado a la fecha de vencimiento. Sin embargo, como se suele decir, más vale pájaro en mano que ciento volando. Esta opción puede sacar de un apuro a más de una pyme en un momento determinado.

Descuento de pagaré. 

El descuento de pagaré tiene un mecanismo parecido al anticipo de facturas. La entidad financiera que se compromete a hacer el descuento anticipa el importe del pagaré a cambio de una comisión.

Los pagarés son promesas de pago. A diferencia de las facturas, son un medio de cambio. Es decir, se pueden endosar a un tercero, de manera que quien lo recibe se beneficia del cobro una vez se hace efectivo. En las operaciones empresariales, los pagarés se utilizan como garantía para pedir financiación y hasta para cerrar pagos.

Una de las características que tienen los pagarés es que pueden incluir intereses. Una vez concluido su vencimiento, se le aplica un interés sobre la cantidad adeudada, lo que hace que la deuda vaya creciendo.

Las administraciones públicas pagan con pagarés. La mayoría de los empresarios coinciden en que uno de los mejores clientes para los que pueden trabajar son las administraciones públicas: el Estado, las comunidades autónomas, los ayuntamientos. Es una garantía de cobro. Sin embargo, estas administraciones pagan a 30, 60 o 90 días. El problema radica en que hasta que el pago no se haga efectivo, la empresa carece de liquidez, en lo que se refiere a ese encargo en concreto.

Para las grandes empresas no supone ningún problema, ya que suelen contar con una estructura financiera consolidada. Pero para una pyme o un autónomo, ese tiempo que tarda en cobrar el encargo se le puede hacer cuesta arriba.

Dado que al pagaré se le pueden aplicar intereses, para algunos representa una forma de pago atractiva. Es un cobro que se puede revalorizar con el tiempo. Pero para aquellos que tienen problemas de liquidez, endosar el título es la mejor opción.

Internet lo hace más fácil.

Un artículo publicado en LinkedIn asegura que la gestión de cobros online se ha convertido en tendencia.

Las herramientas informáticas permiten realizar acciones repetitivas en segundos y materializar cobros al instante.

Nos puede parecer un poco vil, pero la realidad es así. El primero que reclama un pago, es el primero que cobra. Así llevan operando los bancos y el Estado desde hace décadas. Al tener acceso a nuestras cuentas bancarias, pueden hacer efectivos los cobros incluso antes de que nos llegue la notificación.

A través de la banca online, una empresa puede emitir una factura a su cliente y en cuestión de segundos dar la orden de cobro al banco. Mientras que antes, muchas veces, la factura tenía que llegarnos y después nosotros materializar el pago.

Internet permite que las operaciones de las que hemos hablado: el anticipo de facturas o el descuento de pagarés, se efectúen con extremada rapidez, si tenemos contacto con nuestra financiera.

La gestión de cobros por internet favorece el análisis de datos. Un medio interesante en aquellas empresas que realizan muchos cobros o que son acreedores de varias deudas. Este análisis de datos permite detectar al instante la morosidad, conocer con exactitud el comportamiento de nuestros clientes y ofrecer opciones de pago.

A cualquier empresa le interesa cobrar el trabajo hecho. Si a través del análisis de datos descubre que es más fácil materializar el pago de los servicios prestados a mediados de mes que al principio, la empresa emitirá la factura cuando mejor le venga al cliente.

Esto mejora la relación con los clientes. Ya que permite un trato más personalizado. La empresa se adapta al cliente y no al revés. Lo que hace que el cliente se fidelice con más facilidad.

Hoy, las pymes tienen medios y estrategias para encarar la tan temida falta de liquidez, como no han tenido nunca.