Deja que tus hijos se aburran

Recuerdo una famosa serie de dibujos animados japonesa emitida en varias televisiones de nuestro país, tanto públicas como privadas, donde Shin-Chan, un niño de 5 años, le decía a su madre habitualmente “me aburroooo”. Hoy en día, muchos de nuestros hijos tienen el mismo problema, se aburren y lo hacen en casa, en el colegio, con sus amigos, necesitan cada vez más cosas nuevas, estímulos constantes para sentirse activos, esto hace que en los últimos años un buen número de pedagogos, filósofos y psicólogos hayan publicado diversos estudios en torno al aburrimiento en nuestra sociedad.

Recuerdo una famosa serie de dibujos animados japonesa emitida en varias televisiones de nuestro país, tanto públicas como privadas, donde Shin-Chan, un niño de 5 años, le decía a su madre habitualmente “me aburroooo”. Hoy en día, muchos de nuestros hijos tienen el mismo problema, se aburren y lo hacen en casa, en el colegio, con sus amigos, necesitan cada vez más cosas nuevas, estímulos constantes para sentirse activos, esto hace que en los últimos años un buen número de pedagogos, filósofos y psicólogos hayan publicado diversos estudios en torno al aburrimiento en nuestra sociedad, y que cada vez un número mayor de padres acudan con sus hijos a la consulta de un psicólogo abrumados por esta situación a la que no saben dar respuesta. En la consulta de una psicóloga infantil este tema también es uno de los muchos a tratar en su día a día.

Al igual que con otros problemas que puedan surgir, en la consulta se trabaja para que juntos se pueda llegar a una solución, poniendo en práctica los métodos adecuados, pues sabemos que las conductas y trastornos adquiridos durante la infancia o adolescencia son difíciles de abordar por los padres, por eso es de vital importancia identificar cual es la raíz del problema e iniciar una terapia individualizada con técnicas psicológicas que ayuden a eliminar el problema lo antes posible para que así deje de seguir creciendo y aumente el riesgo de enfermar. Su enfoque es cognitivo-conductual-emocional por ello debemos poner en práctica la utilización de guías y protocolos estructurados y estandarizados, probados y garantizados, avanzando sin prisa, progresivamente, para conseguir los objetivos marcados previamente en una serie de plazos de avance realistas.

Algunos informes señalan que el aburrimiento en los niños es la consecuencia del aislamiento en el que ahora viven ya que atrás quedaron los años en los que los jóvenes compartían su tiempo con sus amigos en la calle jugando al balón, a la cuerda, al truco o al balón prisionero entre otros. Momentos en los que salían a jugar y sus padres no sabían qué aventuras estaban corriendo. Actualmente el niño sale del colegio y no tiene tiempo material para jugar, para quedar con sus amigos o sus compañeros de clase ya que las actividades extraescolares copan su escaso tiempo libre. Según los expertos de actividadesextraescolaresmadrid.es lo ideal es no tener más de dos o tres horas de extraescolares a la semana.

Y cuando tienen un rato o un día libre para jugar, la mayoría de sus juguetes tienen un fin educativo. Esto hace que en su imaginación se pierda aquel gusto por las pequeñas aventuras, por explorar lo que hay a su alrededor, las travesuras de meterse en lugares desconocidos o de jugar al escondite. Los padres se sienten responsables de organizarles la agenda, tanto la del estudio como la del ocio y es por ello que se sienten defraudados si el niño se queja de que se aburre.

¿Es malo que el niño se aburra? Bajo nuestro punto de vista afirmamos que por supuesto que no. El aburrimiento tiene dos fases, en un principio se manifiesta con una sensación desagradable, de hastío, de no saber qué hacer, pero una vez superado este momento el cerebro se verá obligado a desarrollar nuevas ideas para salir de ese aturdimiento y ahí es cuando el aburrimiento comienza a ser beneficioso pues con el  surge la creatividad, se desarrolla la imaginación, se agudiza el ingenio, se abre la mente a nuevas ideas, se aprende a discurrir y pensar por sí mismos sin esperar a que los mayores les marquen las pautas a seguir y cada vez se hacen más autónomos e independientes, por lo que concluimos que todos los niños deben tener algún momento de aburrimiento, de este modo su cerebro intentará y acabará aprendiendo a jugar consigo mismo y a ocupar el tiempo que hasta entonces se consideraba de aburrimiento en nuevas oportunidades de conocimiento, bien sea mediante la lectura, haciendo alguna de las tareas del hogar o quizá compartiendo un agradable rato de charla con sus seres queridos y es que todas son formas de ampliar nuestras mentes y seguir descubriendo y explorando.

¿Qué otra connotación puede haber detrás del aburrimiento?

Los padres deben estar siempre atentos a esta situación pues el niño puede estar de esta forma demandando más atención por parte de los padres o incluso puede esconder problemas emocionales que no sabe expresar como tristeza, angustia, celos o en casos más extremos y más aislados llegar a sufrir una depresión por diversos motivos que pueden pasar por una mala experiencia con los compañeros en el colegio, por algún hecho en concreto que le ha afectado de una forma muy importante o por la situación familiar particular que viva en su casa.

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